Mientras siento caer amistosamente la lluvia por la ventana, el día va lentamente aclarando. Yo entre labores de casa, como todos los días, también comienzo a revisar los proyectos en mi estudio-telar.
Muchos ovillos de distintas fibras, se esmeran por lucir bien para ser elegidos en mi próximo proyecto.
Pero seleccionar un hilo u otro es algo más que un verse bien a simple vista. Es una elección con mucho análisis.
Son varios los factores a considerar en un proyecto a telar. Entre ellos el
grosor del hilado (que determinará los metros de material que requiere el tejido); la
elasticidad (cuánto estira un hilo bajo presión en el telar); el
roce (cómo se comporta junto a otros hilos); la
textura (volumen y sensación al tacto); el
ratio (porcentaje de encogimiento) en fin... y por supuesto el
color
(gamas, tonos, complementos, suplementos que interactúan a la vez en el diseño)
Un proyecto no es fácil. Toma tiempo y concentración. Una gran hoja llena de cálculos y anotaciones por doquier, mini muestras de color, etc. Cuando se dispone de material para hacer pruebas, es mejor hacerlas.
También de cuando en cuando hay que atrevernos a improvisar ¡es verdad!. Lo peor que puede pasar es que tengamos que retirar la urdimbre del telar y reestructurar el diseño para comenzar de nuevo o cambiarlo por completo. Cualquiera sea la solución, habremos ganado en experiencia.
Eso me ocurrió hace unos días. Le di rienda suelta a mi "creatividad" para tejer una manta con preciosa lana artesanal de oveja. Los cálculos y mediciones previos fueron realizados minuciosamente, pero...
... hubo un detalle dejado al azar: la estructura del peine. Las hebras ya montadas en el telar, enlizadas y traspasadas individualmente sin problemas; en conjunto formaron una urdimbre tan fuerte que el peine en su arrastre habitual para apretar la trama, no se movió.
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Lanas rústicas requieren de peines apropiados. |
En mi caso es complicado forzarlo porque es de bambú. Y ante la posibilidad de romper uno o varios de sus dientes debí considerar el cambio a un peine más apropiado, que a estas fechas aún no tengo.
¡¡Pero fue una omisión provechosa!! Me permitió recordar que no todos los peines son universales.
Y yo debo contar con uno diferente para estas ocasiones.
De momento estoy calculando otro proyecto, en este bello lluvioso día. ¡¡Amo tejer!! Incluyendo la hoja de cálculos previos, en la que ahora agregué una línea: Considere un peine apropiado a su tipo de urdimbre. ¡¡Y dejar los ovillos fuera del alcance de su regalón!!
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En mi caso, esta regalona tiene muy mal genio. ¡Mejor olvidar por ahora esos ovillos! |